
Vale. Lo confieso. Soy egoísta, y algo caprichosa. Tengo lo que toda chica de mi edad pueda desear. Pero no es suficiente. Necesito más. Todo cuanto veo, lo deseo, y me propongo conseguirlo. Tarde o temprano, lo hago. Pero no me siento satisfecha, porque entonces vuelvo a encapricharme. Dejo de tenerle cariño a esas cosas que tanto deseaba antes.
¿Qué me está pasando? Algo a cambiado. Me conformo, por primera vez, en lo que tengo. Es una extraña sensación, a pesar de que me siento tan vacía. He perdido algo. Te he perdido. Y sin embargo, no deseo recuperarte. No, no te quiero para nada. Incluso , creo que he llegado a aborrecerte. No necesito hacer pactos con el diablo. Puedo estar lejos de ti. Es más, quiero hacerlo.
Creo que prefiero sentarme en la encimera a comer un helado de chocolate y ahogar mis penas en la bañera. Eh... sí, lo prefiero.