Los "ojalás" no existen, querida.


Ojalá que tu cama estuviera siempre de guardia encaramada en los carteles de neón. Ojalá que volviera a encontrarte fumando en la plaza y dejarte de nuevo sin blanca, sin respiración. Ojalá que tuviera valor, y decirte que no pasa nada, son 10 pisos y no hay ascensor hacia el cielo del que tu me hablas..